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Marta Sánchez

María, negra, pobre y “espiritual”, que se gana su sustento lavando ropa ajena  y adivinando el porvenir a través de las cartas y las líneas de la mano.  Ella nos narra en sus ojos la monotonía e inconformidad ante su propio destino. Contrastando con el fluir de las aguas en constantes movimientos y cambios, mientras su vida se ha quedado estancada.  La riqueza que lee, el amor que anuncia y la vida que traza, no le pertenecen, no la abrazan.

 

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